SECRETOS DE LOS PRÓCERES

Parte 2

En la segunda parte de la novela, Juan huye a Mendoza para terminar de escribir sus memorias. Para su tremenda sorpresa encuentra allá, como dueña del hotel en que se aloja, a María Trinidad, la hermana del patrón y que se ha transformado en una floreciente emprendedora en esas tierras. 

 

El escrito va relatando el resto de período independentista, desde la Reconquista hasta la abdicación de O’Higgins. Manolo y su secretario Juancho forman parte del Ejército Libertador en Mendoza, conociéndose la eximia preparación de este y la tremenda astucia de San Martín para planificar la campaña para reconquistar Chile y luego liberar al Perú. Se describen las cruentas batallas de Chacabuco y Maipú, la dificilísima pacificación de la zona sur y las enormes dificultades de O’Higgins para lidiar con la aristocracia chilena. 

 

También se conocen las acciones de Carrera en Estados Unidos, donde logra formar una escuadra para liberar Chile y, más adelante, en Argentina, donde participa en innumerables revueltas tendientes a sacar a los lautarinos del poder. Se describe la formación de la armada nacional que llevó al poderoso ejército chileno-argentino a liberar el Perú. Luego vemos el esforzado triunfo de San Martín en Perú, un territorio muy difícil de dominar. Por último, sabemos de las presiones de la oligarquía chilena que terminan por sacar a O’Higgins del poder. 

 

Las personalidades tan disímiles de O’Higgins y Carrera quedan de manifiesto como representantes de dos bandos que disputan una feroz guerra solapada: por un lado, los liberales-masónicos del primero, que aspiran a la libertad de consciencia y al desarrollo humano y, por el otro, la poderosa Iglesia Católica, que, apoyada en la clase alta chilena, de la cual es representante el segundo, se opone a estos, tildándolos de herejes y apóstatas, guerra que ha seguido dándose tras bambalinas hasta el día de hoy.

 

Y, en el Chile republicano de 1840 se ve cómo aún la aristocracia desprecia a la plebe, cómo el hijo del antiguo patrón, el barón Louis Phillipe García-Lazcano sigue comportándose como un pequeño señor feudal, granjeándose la antipatía de todos sus inquilinos agrícolas. 

 

Mientras Juancho permanece en Mendoza, en Santiago, su hijo debe entablar una demanda, con el patrocinio del abogado Mariano Egaña, contra el soberbio patrón para conseguir que le haga entrega de la parcela heredada por su padre. De paso se le ve ingresar a estudiar leyes, algo inusitado en aquel tiempo, dado su origen humilde. Juanito descubre las feroces diferencias sociales del Chile de 1840 y se propone introducirse en los salones elegantes para transformarse en un aristócrata y así lograr su cometido.

 

Louis Phillipe y su tío se han enterado de la ubicación de Juancho y, cuando este está de viaje a Chile con sus dos hijos, por medio de la fuerza le arrebatan sus memorias. Además, secuestran a los tres y obligan a Juancho a cambiar hechos de la Independencia para favorecer a su ídolo, José Miguel Carrera. 

 

 Finalmente, logran ganarle la mano al nuevo patrón y, por medio de una circunstancia para todos inesperada, logran que este entregue la parte del campo que fue heredada a Juan.